TERCERA EDAD, 3 ABRIL


            El yoga es una disciplina que busca tomar conciencia de la unión existente entre cuerpo, mente y espíritu. Es un sistema holístico que trabaja a todos los niveles. Mediante la práctica de diferentes técnicas, nuestro cuerpo va desarrollando cualidades que nos pueden ayudar a obtener una buena salud. El yoga es para todos: sanos, enfermos, discapacitados, gente mayor, niños... todo el mundo lo puede practicar, porque el yoga se adapta a las necesidades de cada persona, tengamos o no un excelente estado físico. Los beneficios del yoga son múltiples: con las asanas aumentamos la flexibilidad y fortalecemos nuestro cuerpo; con las técnicas de meditación sosegamos nuestra mente y encontramos armonía interior y con los ejercicios de pranayama desarrollamos nuestra capacidad respiratoria a la vez que nos ayuda a mantener un estado de calma y estabilidad emocional recargando nuestras reservas de energía. Hallaremos un sistema duradero para mantener la salud y fomentar una sensación de bienestar y realización personal. La práctica del yoga puede suponer a las personas mayores muchos beneficios, ya que es una disciplina que no requiere de movimientos bruscos ni de gran actividad física y que se acopla a cada persona sin sobrepasar nunca sus límites. Tanto si es habitual como principiante en la práctica, los ejercicios les resultaran gratamente beneficiosos. Los beneficios son muchos, pero desarrollaremos los más importantes para la tercera edad.

BENEFICIOS DEL YOGA EN LAS PERSONAS MAYORES

         Flexibilidad y tonicidad muscular
         Con el paso de los años el cuerpo humano tiende a perder flexibilidad y tono muscular, se vuelve rígido y hay una disminución del movimiento. Los huesos se vuelven más frágiles y los músculos pierden tono. Con la práctica habitual del yoga corregiremos problemas posturales así como futuras lesiones ya que aumenta el nivel de flexibilidad de las articulaciones y fomenta el fortalecimiento de los huesos. El aumento de flexibilidad produce en el organismo algunos beneficios colaterales, tales como:



 - incremento en el radio de acción de movimientos.
 - ayuda a prevenir lesiones, como desgarramientos, distensiones…    - aumenta la posibilidad de soportar caídas con menor riesgo de           lesiones.

         Disminución de dolores crónicos
         En personas mayores es frecuente sufrir dolores crónicos provocados por enfermedades como artritis, artrosis, osteoporosis, dolores reumáticos y también inflamación de las articulaciones con dolores espontáneos o coincidiendo con los movimientos de éstas. La columna vertebral es un punto doloroso también habitual, ya que con los años el cuerpo humano tiende a encorvarse provocando una mala postura. Las asanas constituyen un buen apoyo preventivo para los dolores. Un gran número de personas de la tercera edad lleva una vida demasiado sedentaria que se incrementa a causa de sus dolencias, provocando un empeoramiento del estado de salud. Con la práctica de las posturas se ha demostrado que hay una mejor lubricación de las articulaciones y un fortalecimiento de la masa ósea, reduciendo o mejorando el dolor de los pacientes afectados por alguna dolencia. La meditación también puede ser un gran aliado para sobrellevar mejor la aflicción, ayuda a ser más consciente del dolor que se tiene y reduce la ansiedad provocada por el sufrimiento.

         Hipertensión
         Existen investigaciones que concluyen que la respiración lenta y controlada inherente a la práctica del yoga, disminuye la actividad del sistema nervioso, lo que ayuda a controlar los niveles de presión arterial.

         Sueño
         Las personas mayores tienen a menudo muchas dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormidos. Los problemas de insomnio pueden ser agudos (a corto plazo) o crónicos (largo plazo). Y suelen estar provocados por situaciones de estrés cotidianos o bien por algún tipo de enfermedad, medicamentos, incomodidad emocional o física, problemas medioambientales…



         Cuando el insomnio se vuelve crónico se ve afectada nuestra salud física y mental, nuestro organismo se vuelve mas rígido y tenso ya que necesita de unas horas de sueño para recomponerse y levantarnos descansados. El yoga puede ayudarnos a reconciliar el sueño, con la realización de diversas asanas podemos disminuir la tensión muscular y conseguir una relajación de nuestro cuerpo. Con la práctica de pranayma y la meditación promovemos una respiración más pausada y lenta. Podemos decir que provocamos una sedación natural en nuestro organismo. Todo ello favorecerá a conciliar mejor el descanso y gozar de un buen estado anímico.

         Mejora del equilibrio y la postura
         A medida que envejecemos nuestra corporalidad y motricidad se debilitan, el sistema motor se ve afectado y nuestras habilidades motrices se deterioran, provocando un aumento de desequilibrio en nuestro cuerpo. Todo ello puede hacer difícil el caminar y realizar otras actividades de la vida cotidiana. Una de las consecuencias más graves de la disminución del equilibrio en la tercera edad son las caídas, provocando fracturas de hueso e incluso lesiones más graves. Es muy importante mantener una actividad física (en este caso con la ayuda del yoga), ya que los ejercicios mejoran la fuerza y aumentan la masa muscular, ayudando a mejorar la movilidad y disminuyendo el riesgo de sufrir caídas. Al tratarse de ejercicios suaves el yoga es ideal en estos casos, resultando altamente beneficioso para la gente que lo practica. La autonomía de movimiento que les brinda el yoga les proporciona seguridad y estabilidad física, muy importantes para poder llevar una vida cotidiana corriente.

            Mejora las relaciones
             La soledad en uno de los grandes enemigos del bienestar en la gente mayor, pues puede conllevar a un declive, no solo del estado físico sino también del estado emocional. La sociedad actual ha dado un giro importante en las últimas décadas, los valores de la familia se ven cada vez más afectados por la modernidad y nuestro ritmo de vida provoca muchas veces que se sientan solos y prescindibles, llevándoles a una baja autoestima.



          Salud y bienestar se relacionan íntimamente, por ello promover unas buenas relaciones sociales será gratamente beneficioso para sus enfermedades. El yoga les proporciona el espacio de seguridad y autoconfianza necesarios para desarrollar la capacidad de relacionarse con otra gente. Experimentar alegría y felicidad, descubriendo que pueden disfrutar de sensaciones que tenían ya olvidadas compartiéndolas con la gente de su alrededor.     Un tiempo lúdico dedicado a ellos por completo, donde olvidar sus preocupaciones y molestias, despertando en las personas mayores el deseo de la practica porque encuentran en ella una diversión.

 Problemas respiratorios
         En la vejez se producen cambios en el sistema respiratorio:
 - Disminuye la superficie alveolar, provocando una cavidad pulmonar inferior.
 -las vías aéreas tienden a la obstrucción.
 -las cajas torácicas son mas rígidas debido a problemas degenerativos. Todo ello produce un mayor esfuerzo respiratorio y la actividad física diaria resulta mucho más pesada, incrementando el gasto de energía.
        
          El yoga nos enseña mediante pranayama la importancia que tiene nuestra respiración para nuestro cuerpo interior. Una respiración profunda y completa nos oxigena por dentro, eliminando tensiones musculares y revitalizando los órganos para su mejor funcionamiento. A la vez promueve una serenidad y relajación del sistema nervioso, calmando nuestros pensamientos y energizando nuestro cuerpo.

         Otros beneficios
         Encontramos, además de los mencionados, un gran abanico de beneficios del yoga. Cada persona iniciará la práctica para resolver aquello que más le preocupe.



         El yoga no es milagroso, pero puede utilizarse como placebo ante muchas adversidades, cada cual encontrará su camino para hacer de esta técnica su rutina de salud.

         Otros beneficios:
-alivio de la ansiedad, depresión, estrés…
 -mejora el funcionamiento del sistema digestivo
 -ayuda en el tratamiento de enfermedades crónicas o degenerativas
 -mejora dolores de espalda, mala circulación
 -reduce el volumen corpora
l -mejora la concentración

CONSEJOS PARA LA PRÁCTICA EN GENTE MAYOR       
        
         Una de las reglas fundamentales del yoga es no dañar, ni a uno mismo ni a los demás. Como todo ejercicio físico, la práctica de asanas de yoga no está exenta de riesgos. Se tiene que tener mucho cuidado de no sobrepasar los propios límites y más vale ser cauteloso que imprudente. Las lesiones en la sesiones de yoga pueden ser graves si no se presta cuidado a los consejos del profesor, y en el caso de la tercera edad la cautela debe ser mucho mayor, tanto del profesor como del alumno. Una mala praxis puede dañar seriamente el estado físico de nuestros mayores y con la edad el grado de recuperación muscular u ósea es mucho más lento.
         La edad cronológica no siempre va acompañada de la edad biológica, puedes tener cuarenta años y sentirte como un viejo o tener 70 años y poseer una vitalidad propia de los cuarenta. De ello dependerá la práctica que ejerzas. Una persona mayor que haya practicado toda su vida ya sabe donde pueden encontrarse sus puntos débiles y la resistencia que posee para su práctica. En cambio, a un principiante de mayor edad, le costara mucho más encontrar el ritmo de las clases, puesto que su cuerpo se hallará entumecido y con poca flexibilidad.
        



         Se deberán adoptar técnicas poco agresivas, posturas suaves que lleven poco a poco al despertar del cuerpo, sin prisa. Centrando todas sus energías en encontrar las asanas y pranayamas que mejor les convenga, evitando la realización de aquellas que no puedan ejercer. No solo de asanas está compuesto el yoga. Hay un mundo por descubrir sin necesidad de realizar posturas imposibles y poco accesibles para la mayoría de los alumnos. Por eso es mejor hacer las posturas cortas que mantenerlas durante largo tiempo, ya que no disponen de fuerza suficiente para retenerla. Las asanas deberán ser suaves y lentas, siempre supervisadas por el profesor.
Asanas poco recomendables:
 -erguidas en equilibrio
-erguidas en equilibrio con las manos
 -invertidas Problemas respiratorios Se debe evitar la práctica activa de asanas, ya que puede

         Como comentábamos se debe evitar la práctica activa de asanas, ya que puede conllevar a una hiperventilación y cansancio extremo. El uso de posturas suaves y los cambios lentos es mucho más aconsejable. Los ejercicios de pranayama tienen que ser extremadamente suaves con mucha atención a los posibles cambios respiratorios de los alumnos. Es favorable hacer respiraciones profundas incrementando el número de tiempo de práctica poco a poco.
         Si se trata de personas sedentarias no es aconsejable empezar con una práctica demasiado energética en el yoga. Las posturas de equilibrio, extensiones plenas y algunas asanas que requieran de mucha resistencia son inadecuadas, al igual que retener la respiración. Toda práctica que requiera de tensión o presión extrema, incluso en posturas sencillas que opriman el abdomen o pecho pueden resultar perjudiciales.
Para la hipertensión las asanas en extensión, las invertidas y las de equilibrio pueden aumentar la presión sanguínea, así como todas aquellas que realicen con gran esfuerzo.

        

          En las personas con problemas de sueño es favorable ejercer la práctica del yoga por las mañanas y evitar practicarla por la tarde-noche, ya que puede activar el sistema nervioso excitándonos en vez de relajándonos, promoviendo un empeoramiento del descanso.   
         Las posturas energéticas como la secuencia del saludo del sol y algunas técnicas de respiración rápidas son contraproducentes.                 Las transiciones entre las posturas deberán ser suaves y lentas evitando cambios de posición bruscos que puedan causar lesiones.

 CONCLUSIÓN
         Los profesores de yoga tienen que conocer los beneficios de cada una de las asanas, sus contraindicaciones y las variantes indicadas para cada problema de salud. Y los alumnos deben realizar una práctica con conciencia, estar en contacto con uno mismo, evitando siempre sobrepasar sus límites. Solo con estos dos aspectos evitaremos lesiones y disgustos en la práctica del yoga. Nuestros mayores pueden realizar una práctica llena del yoga, pero siempre bajo control y evitando riesgos innecesarios para su salud.

 ELEMENTOS DE SOPORTE PARA LA PRÁCTICA DEL YOGA

         Los elementos de soporte son muy útiles para todas aquellas personas con limitaciones físicas que no puedan practicar en la
esterilla o bien necesiten de una pequeña ayuda para realizar las asanas. Se trata de recursos y “ejercicios” que acercan al practicante a la postura real.

 Silla: Éste elemento tan cuotidiano nos puede resultar altamente práctico para desarrollar ejercicios que de lo contrario mucha gente no puede practicar. Nos proporciona la posibilidad de prolongar los tiempos de permanencia en la postura y también nos brinda más seguridad y comodidad. Es importante que la silla tenga una estructura segura y firme.



         Pues os propongo para hoy una sencilla sesión de yoga que realizaremos con la ayuda de ese elemento tan cotidiano como es la silla.
         En este vídeo, Xuan Lan, profesora de yoga y experta en bienestar, te propone esa sesión de yoga con silla.

         (YOGA CON SILLA)

         En este otro vídeo Xuan Lan nos invita a completar una sesión de Hatha Yoga en el suelo pensada, principalmente, para personas que se están iniciando en el yoga. Asanas simples y movimientos suaves para iniciarse en esta práctica. Como se trata de posturas sencillas es una clase ideal para empezar a cualquier edad.




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