El yoga es una
disciplina que busca tomar conciencia de la unión existente entre cuerpo, mente
y espíritu. Es un sistema holístico que trabaja a todos los niveles. Mediante
la práctica de diferentes técnicas, nuestro cuerpo va desarrollando cualidades que
nos pueden ayudar a obtener una buena salud. El yoga es para todos: sanos,
enfermos, discapacitados, gente mayor, niños... todo el mundo lo puede
practicar, porque el yoga se adapta a las necesidades de cada persona, tengamos
o no un excelente estado físico. Los beneficios del yoga son múltiples: con las
asanas aumentamos la flexibilidad y fortalecemos nuestro cuerpo; con las
técnicas de meditación sosegamos nuestra mente y encontramos armonía interior y
con los ejercicios de pranayama desarrollamos nuestra capacidad respiratoria a
la vez que nos ayuda a mantener un estado de calma y estabilidad emocional
recargando nuestras reservas de energía. Hallaremos un sistema duradero para
mantener la salud y fomentar una sensación de bienestar y realización personal.
La práctica del yoga puede suponer a las personas mayores muchos beneficios, ya
que es una disciplina que no requiere de movimientos bruscos ni de gran
actividad física y que se acopla a cada persona sin sobrepasar nunca sus
límites. Tanto si es habitual como principiante en la práctica, los ejercicios
les resultaran gratamente beneficiosos. Los beneficios son muchos, pero
desarrollaremos los más importantes para la tercera edad.
BENEFICIOS
DEL YOGA EN LAS PERSONAS MAYORES
Flexibilidad
y tonicidad muscular
Con el paso de los años el cuerpo
humano tiende a perder flexibilidad y tono muscular, se vuelve rígido y hay una
disminución del movimiento. Los huesos se vuelven más frágiles y los músculos
pierden tono. Con la práctica habitual del yoga corregiremos problemas
posturales así como futuras lesiones ya que aumenta el nivel de flexibilidad de
las articulaciones y fomenta el fortalecimiento de los huesos. El aumento de
flexibilidad produce en el organismo algunos beneficios colaterales, tales
como:
- incremento en el radio de acción de
movimientos.
- ayuda a prevenir lesiones, como
desgarramientos, distensiones… - aumenta
la posibilidad de soportar caídas con menor riesgo de lesiones.
Disminución
de dolores crónicos
En personas mayores es frecuente sufrir
dolores crónicos provocados por enfermedades como artritis, artrosis,
osteoporosis, dolores reumáticos y también inflamación de las articulaciones
con dolores espontáneos o coincidiendo con los movimientos de éstas. La columna
vertebral es un punto doloroso también habitual, ya que con los años el cuerpo
humano tiende a encorvarse provocando una mala postura. Las asanas constituyen
un buen apoyo preventivo para los dolores. Un gran número de personas de la
tercera edad lleva una vida demasiado sedentaria que se incrementa a causa de
sus dolencias, provocando un empeoramiento del estado de salud. Con la práctica
de las posturas se ha demostrado que hay una mejor lubricación de las
articulaciones y un fortalecimiento de la masa ósea, reduciendo o mejorando el
dolor de los pacientes afectados por alguna dolencia. La meditación también puede ser un gran aliado para sobrellevar
mejor la aflicción, ayuda a ser más consciente del dolor que se tiene y reduce
la ansiedad provocada por el sufrimiento.
Hipertensión
Existen
investigaciones que concluyen que la respiración lenta y controlada inherente a
la práctica del yoga, disminuye la actividad del sistema nervioso, lo que ayuda
a controlar los niveles de presión arterial.
Sueño
Las personas mayores tienen a menudo
muchas dificultades para conciliar el sueño y permanecer dormidos. Los
problemas de insomnio pueden ser agudos (a corto plazo) o crónicos (largo
plazo). Y suelen estar provocados por situaciones de estrés cotidianos o bien
por algún tipo de enfermedad, medicamentos, incomodidad emocional o física,
problemas medioambientales…
Cuando el insomnio se vuelve crónico se
ve afectada nuestra salud física y mental, nuestro organismo se vuelve mas
rígido y tenso ya que necesita de unas horas de sueño para recomponerse y
levantarnos descansados. El yoga puede ayudarnos a reconciliar el sueño, con la
realización de diversas asanas podemos disminuir la tensión muscular y
conseguir una relajación de nuestro cuerpo. Con la práctica de pranayma y la
meditación promovemos una respiración más pausada y lenta. Podemos decir que
provocamos una sedación natural en nuestro organismo. Todo ello favorecerá a
conciliar mejor el descanso y gozar de un buen estado anímico.
Mejora
del equilibrio y la postura
A medida que envejecemos nuestra
corporalidad y motricidad se debilitan, el sistema motor se ve afectado y
nuestras habilidades motrices se deterioran, provocando un aumento de
desequilibrio en nuestro cuerpo. Todo ello puede hacer difícil el caminar y
realizar otras actividades de la vida cotidiana. Una de las consecuencias más
graves de la disminución del equilibrio en la tercera edad son las caídas,
provocando fracturas de hueso e incluso lesiones más graves. Es muy importante
mantener una actividad física (en este caso con la ayuda del yoga), ya que los
ejercicios mejoran la fuerza y aumentan la masa muscular, ayudando a mejorar la
movilidad y disminuyendo el riesgo de sufrir caídas. Al tratarse de ejercicios
suaves el yoga es ideal en estos casos, resultando altamente beneficioso para
la gente que lo practica. La autonomía de movimiento que les brinda el yoga les
proporciona seguridad y estabilidad física, muy importantes para poder llevar
una vida cotidiana corriente.
Mejora las relaciones
La soledad en uno de los grandes enemigos del bienestar
en la gente mayor, pues puede conllevar a un declive, no solo del estado físico
sino también del estado emocional. La sociedad actual ha dado un giro
importante en las últimas décadas, los valores de la familia se ven cada vez
más afectados por la modernidad y nuestro ritmo de vida provoca muchas veces
que se sientan solos y prescindibles, llevándoles a una baja autoestima.
Salud y bienestar se relacionan íntimamente,
por ello promover unas buenas relaciones sociales será gratamente beneficioso
para sus enfermedades. El yoga les proporciona el espacio de seguridad y
autoconfianza necesarios para desarrollar la capacidad de relacionarse con otra
gente. Experimentar alegría y felicidad, descubriendo que pueden disfrutar de
sensaciones que tenían ya olvidadas compartiéndolas con la gente de su
alrededor. Un tiempo lúdico dedicado a
ellos por completo, donde olvidar sus preocupaciones y molestias, despertando
en las personas mayores el deseo de la practica porque encuentran en ella una
diversión.
Problemas respiratorios
En la vejez se producen cambios en el
sistema respiratorio:
- Disminuye la superficie alveolar, provocando
una cavidad pulmonar inferior.
-las vías aéreas tienden a la obstrucción.
-las cajas torácicas son mas rígidas debido a
problemas degenerativos. Todo ello produce un mayor esfuerzo respiratorio y la
actividad física diaria resulta mucho más pesada, incrementando el gasto de
energía.
El yoga nos enseña mediante pranayama la
importancia que tiene nuestra respiración para nuestro cuerpo interior. Una
respiración profunda y completa nos oxigena por dentro, eliminando tensiones
musculares y revitalizando los órganos para su mejor funcionamiento. A la vez
promueve una serenidad y relajación del sistema nervioso, calmando nuestros
pensamientos y energizando nuestro cuerpo.
Otros beneficios
Encontramos, además de los mencionados,
un gran abanico de beneficios del yoga. Cada persona iniciará la práctica para
resolver aquello que más le preocupe.
El yoga no es milagroso, pero puede
utilizarse como placebo ante muchas adversidades, cada cual encontrará su
camino para hacer de esta técnica su rutina de salud.
Otros beneficios:
-alivio
de la ansiedad, depresión, estrés…
-mejora el funcionamiento del sistema
digestivo
-ayuda en el tratamiento de enfermedades
crónicas o degenerativas
-mejora dolores de espalda, mala circulación
-reduce el volumen corpora
l
-mejora la concentración
CONSEJOS
PARA LA PRÁCTICA EN GENTE MAYOR
Una
de las reglas fundamentales del yoga es no dañar, ni a uno mismo ni a los
demás. Como todo ejercicio físico, la práctica de asanas de yoga no está exenta
de riesgos. Se tiene que tener mucho cuidado de no sobrepasar los propios límites y más vale ser cauteloso que imprudente. Las lesiones en la sesiones de yoga
pueden ser graves si no se presta cuidado a los consejos del profesor, y en el
caso de la tercera edad la cautela debe ser mucho mayor, tanto del profesor
como del alumno. Una mala praxis puede dañar seriamente el estado físico de
nuestros mayores y con la edad el grado de recuperación muscular u ósea es
mucho más lento.
La edad cronológica no siempre va
acompañada de la edad biológica, puedes tener cuarenta años y sentirte como un
viejo o tener 70 años y poseer una vitalidad propia de los cuarenta. De ello
dependerá la práctica que ejerzas. Una persona mayor que haya practicado toda
su vida ya sabe donde pueden encontrarse sus puntos débiles y la resistencia
que posee para su práctica. En cambio, a un principiante de mayor edad, le
costara mucho más encontrar el ritmo de las clases, puesto que su cuerpo se
hallará entumecido y con poca flexibilidad.
Se
deberán adoptar técnicas poco agresivas, posturas suaves que lleven poco a poco
al despertar del cuerpo, sin prisa. Centrando todas sus energías en encontrar las asanas y pranayamas que
mejor les convenga, evitando la realización de aquellas que no puedan
ejercer. No solo de asanas está compuesto el yoga. Hay un mundo por descubrir sin necesidad de realizar posturas
imposibles y poco accesibles para la mayoría de los alumnos. Por eso es mejor hacer las posturas cortas que
mantenerlas durante largo tiempo, ya que no disponen de fuerza suficiente para
retenerla. Las asanas deberán ser suaves y lentas, siempre supervisadas por
el profesor.
Asanas
poco recomendables:
-erguidas en equilibrio
-erguidas
en equilibrio con las manos
-invertidas Problemas respiratorios Se debe
evitar la práctica activa de asanas, ya que puede
Como comentábamos se debe evitar la
práctica activa de asanas, ya que puede conllevar a una hiperventilación y
cansancio extremo. El uso de posturas
suaves y los cambios lentos es mucho más aconsejable. Los ejercicios de pranayama tienen
que ser extremadamente suaves con mucha atención a los posibles cambios
respiratorios de los alumnos. Es favorable hacer respiraciones profundas
incrementando el número de tiempo de práctica poco a poco.
Si se trata de personas sedentarias no
es aconsejable empezar con una práctica demasiado energética en el yoga. Las posturas de equilibrio, extensiones
plenas y algunas asanas que requieran de mucha resistencia son inadecuadas, al
igual que retener la respiración. Toda práctica que requiera de tensión o
presión extrema, incluso en posturas sencillas que opriman el abdomen o pecho
pueden resultar perjudiciales.
Para
la hipertensión las asanas en extensión, las invertidas y las de equilibrio
pueden aumentar la presión sanguínea, así como todas aquellas que realicen con
gran esfuerzo.
En las personas con problemas de sueño es favorable ejercer la práctica del yoga
por las mañanas y evitar practicarla por la tarde-noche, ya que puede
activar el sistema nervioso excitándonos en vez de relajándonos, promoviendo un
empeoramiento del descanso.
Las posturas energéticas como la
secuencia del saludo del sol y algunas técnicas de respiración rápidas son
contraproducentes. Las
transiciones entre las posturas deberán ser suaves y lentas evitando cambios de
posición bruscos que puedan causar lesiones.
CONCLUSIÓN
Los profesores de yoga tienen que
conocer los beneficios de cada una de las asanas, sus contraindicaciones y las
variantes indicadas para cada problema de salud. Y los alumnos deben realizar
una práctica con conciencia, estar en contacto con uno mismo, evitando siempre
sobrepasar sus límites. Solo con estos dos aspectos evitaremos lesiones y
disgustos en la práctica del yoga. Nuestros mayores pueden realizar una
práctica llena del yoga, pero siempre bajo control y evitando riesgos
innecesarios para su salud.
ELEMENTOS DE SOPORTE PARA LA PRÁCTICA DEL YOGA
Los elementos de soporte son muy útiles
para todas aquellas personas con limitaciones físicas que no puedan practicar
en la
esterilla
o bien necesiten de una pequeña ayuda para realizar las asanas. Se trata de recursos
y “ejercicios” que acercan al practicante a la postura real.
Silla: Éste elemento tan
cuotidiano nos puede resultar altamente práctico para desarrollar ejercicios
que de lo contrario mucha gente no puede practicar. Nos proporciona la
posibilidad de prolongar los tiempos de permanencia en la postura y también nos
brinda más seguridad y comodidad. Es importante que la silla tenga una
estructura segura y firme.
Pues os propongo para hoy una sencilla
sesión de yoga que realizaremos con la ayuda de ese elemento tan cotidiano como
es la silla.
En este vídeo, Xuan Lan, profesora de yoga y experta en bienestar, te
propone esa sesión de yoga con silla.
En este otro
vídeo Xuan Lan nos invita a completar una sesión de Hatha Yoga en el suelo
pensada, principalmente, para personas que se están iniciando en el yoga.
Asanas simples y movimientos suaves para iniciarse en esta práctica. Como se
trata de posturas sencillas es una clase ideal para empezar a cualquier edad.
Comentarios
Publicar un comentario